12 enero 2015

Serie: retratos en sepia. Cambiemos los naipes.


Soy la tierra, concienciada con la vida.
Creyente defensora de colores y semillas…
Desperté batiéndome en duelo con los días de antaño
Convirtiéndolos en relucientes ahoras,
me perdí, en el espejismo.
Abrí el baúl de mi infancia.
Cerré la puerta y abrí la ventana
para recuperar el aliento...
descubrí, que el sol, que un día nos alumbró, se había olvidado de ti
rompiendo la baraja…
Este mundo, no es de los justos... ni de los hambrientos,
sólo de los carroñeros, envidiosos… pecadores del infierno.
Descendí, despojándome de instantes y fragancias,
donde las caras, carentes de retinas, amordazan
Humanos los llaman…
amputan cuerpos y restan derechos.
Humanos, se llaman…
mientras rezan entre golpes de pecho y alabanzas.
Arrodillados, besan el suelo.
O elevan sus plegarias a un falso cielo…
de la ceca a la meca, vuelan…
sus sueños y sus deseos.
Seguí descendiendo, ya, sin asombro, ni miedo.
Ahora, descanso en un lecho transparente de ausencias.
Sueño despierta,
Contemplo desde la lejanía…
para poder descansar cuando duermo
y no morir en el intento, al despertar tus silencios.
No hay redención cuando las tinieblas
alcanzan el andamiaje de los estigmatizados,
Sólo el derrumbe persiste…
mientras los escuálidos reptan entre los escombros.
Sin embargo, los manantiales siguen su curso
hacía ríos y mares.
Solo el hombre se pierde entre los matorrales.
Humanos, les llaman, humanos se llaman...
Cambiemos los naipes.
Destruyamos las cartas marcadas.
Comencemos un nuevo juego
Con distinta baraja…

Sueños de nodriza, magos, hadas y brujas
se reúnen en el bosque cantando aleluyas.
Son la conciencia de la tierra, sin fronteras…
complemento de un vientre que les dio el poder;
nacimiento, herencia, agua iris y piel,
sangre del mismo color,
que se horroriza del duro peaje que paga el SER…
Nada necesitan, nada quieren, solo vibran al compás de lo que sienten.
Son la historia de la vida,
Solo un suspiro, en siglos concebida,
por obra y gracia se saberse, nacida...

La tierra: La única selva donde el depredador
y la victima pertenecen a la misma especie.
Serie: retratos en sepia.
Los fantasmas de la tierra.

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