Pisas en suelo ardiente,
la lava derramada
se expande en el tiempo del olvido
quema y tortura tu ser.
Solo la esencia del mar del norte
salvará tus huellas
y tus pies descalzos.
El perdón sanará tus pasos.
Mil vidas vividas...
He conocido la Miseria de los mundos
paseando por los arrabales de tu
cuerpo.
Desmembrando cada vertebra
he sentido corazones oprimidos
por el miedo y sinrazón.
He paseado por mentes que luchan
corrompiendo aquello que nace de la
luz.
He descubierto sentimientos
que se confunde con amores, deshonra y
deshonor.
He visto ojos que escriben sin
palabras.
Otros ciegos, enseñando los dientes,
amamantando larvas,
destruyendo alas y todo aquello que
brilla en el interior.
He vivido el crepúsculo, la luna
llena,
la negrura, las tinieblas y él
amanecer.
He compartido el miedo,
las llamas, el pecado y la tentación,
los abrazos, las manos unidas y el
amor.
He descubierto cielos, purgatorios e
infiernos
viviendo en los arrabales de tu
cuerpo
donde sólo tú eres libre de darte la
absolución.
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Magnífico poema, amiga Mercedes, con un tono alto, intenso y que a la vez inquieta. Enhorabuena
ResponderEliminarGracias José por tu apoyo y animo siempre, en verdad inquieta sobre todo, por la ceguera de los hombres...
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